Hay
directores de cine que han hecho de su estilo de hacer películas, una especie
de sello personal que se repite en cada una de sus cintas y que, a pesar de ser
repetitivo en algunos aspectos, no deja de ser interesante. Es el caso por
ejemplo de las cintas oscuras y góticas de Tim Burton, David Cronenberg nos
tiene acostumbrados a sus escenas viscerales con un drama casi grotesco. El
genio de Quentin Tarantino radica en el cine pop al que nos tiene acostumbrados,
usando influencias personales de la televisión y del cine, etc.
Dentro
de este grupo de grandes directores que han hecho de sus obras una constante de
estilo está Wes Anderson. A pesar que su filmografía no tiene más de diez títulos;
este joven director nos ha presentado desde su ópera prima, Bottle Rocket (1998), historias con
personajes excéntricos, con una trama dramática pero que es en el fondo una
comedia satírica con fuertes componentes críticos a la sociedad actual.
Anderson
se especializa en contar historias irónicas, donde los personajes encierran
mundos interiores que son indescifrables. Donde la aparente belleza que
muestran los espacios se ve resquebrajada con la frialdad y crueldad que tienen
los seres humanos que los ocupan.
En Moonrise Kingdom (2012), Wes Anderson
nos presenta una familia tan excéntrica como los Tenenbaums en la genial The Royal Tenenbaums (2001) o los
Zissou en la menos brillante The Life
Aquatic with Steve Zissou (2004). Pero en esta oportunidad, a esta familia
de inconformes los acompañan sujetos igual de caricaturescos, como si todo el
pueblo de Rushmore (1998) se hubiera
mudado a esta pequeña isla donde se da la historia.
Sam y
Suzy son dos niños que están enamorados y que deciden iniciar una vida juntos.
Para ello, Sam escapa de un singular y estereotipado campamento de scouts y
Suzy debe salir de la familia donde no encuentra más que inconformidad. La historia
se va a desarrollar alrededor de este par de niños que muestran una madurez
impresionante, sin dejar de lado una inocencia conmovedora.
El
director no busca decorar el hecho que sean figuras infantiles, por el
contrario explota la inocencia sin llegar al ridículo pero los presenta como
unos adultos frente a unos verdaderos adultos que actúan como niños.
Los
personajes adultos son los padres de Suzy, interpretados por Bill Murray y
Frances McDormand; el líder de los scouts interpretado por Edward Norton, el capitán
de la policía interpretado por Bruce Willis, la mujer sin nombre de Servicios
Sociales interpretada por Tilda Swinton, y otros personajes más que incluyen al
narrador de la historia que aparece como un duende de rato en rato.
Todos estos
“adultos” son figuras dolidas, que esconden detrás de una escalofriante
pasividad un dolor que los mantiene en la miseria. Mientras se desenvuelven en
la pantalla, es inevitable no sentir pena por ellos, sus vidas sin ridículas sin
embargo existe una empatía evidente con el espectador.
El
estilo de narración de Anderson, incluye planos largos que muestran escenarios
completos como la casa de los Bishop, los grandes bosques, el campamento scout
y otros. Acompañados de canciones folk que cuentan historias con sus propias
letras. El color de la imagen hace alusión a esos tonos pasteles muy de moda en
la década del 60 donde se realiza la historia. Para no desvincularse del aire
infantil, se recurre a imágenes de cuentos, al uso de mapas para mostrar
recorridos y lógicamente a la actuación de varios niños en casi toda la cinta.
El resultado
final es delicioso. Anderson nos da una historia de amor como muy pocas veces
se ha visto en el cine. Sin un sentimentalismo absurdo sino más bien con
elementos de madurez que la hacen atractiva y hasta por momentos repulsiva. No se
trata de una película convencional, ninguna obra de Wes Anderson lo es, por lo
que algunos espectadores no van a encontrarle sentido a la trama o a la narración
en un primer momento.
Pero es
una película que hay que ver completa para sacar conclusiones, no hay forma de
no enternecerse con estos seres que vemos en pantalla. Todos ellos esconden una
simpatía que hay que descubrir y con la que todos se pueden identificar. Moonrise Kingdom es otro de los títulos
que tenemos en cartelera que al parecer será
un contendor en los Oscar, por lo que no se la pueden perder. Totalmente recomendable.
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