miércoles, 31 de octubre de 2012

Moonrise Kingdom



Hay directores de cine que han hecho de su estilo de hacer películas, una especie de sello personal que se repite en cada una de sus cintas y que, a pesar de ser repetitivo en algunos aspectos, no deja de ser interesante. Es el caso por ejemplo de las cintas oscuras y góticas de Tim Burton, David Cronenberg nos tiene acostumbrados a sus escenas viscerales con un drama casi grotesco. El genio de Quentin Tarantino radica en el cine pop al que nos tiene acostumbrados, usando influencias personales de la televisión y del cine, etc.

Dentro de este grupo de grandes directores que han hecho de sus obras una constante de estilo está Wes Anderson. A pesar que su filmografía no tiene más de diez títulos; este joven director nos ha presentado desde su ópera prima, Bottle Rocket (1998), historias con personajes excéntricos, con una trama dramática pero que es en el fondo una comedia satírica con fuertes componentes críticos a la sociedad actual.

Anderson se especializa en contar historias irónicas, donde los personajes encierran mundos interiores que son indescifrables. Donde la aparente belleza que muestran los espacios se ve resquebrajada con la frialdad y crueldad que tienen los seres humanos que los ocupan.

En Moonrise Kingdom (2012), Wes Anderson nos presenta una familia tan excéntrica como los Tenenbaums en la genial The Royal Tenenbaums (2001) o los Zissou en la menos brillante The Life Aquatic with Steve Zissou (2004). Pero en esta oportunidad, a esta familia de inconformes los acompañan sujetos igual de caricaturescos, como si todo el pueblo de Rushmore (1998) se hubiera mudado a esta pequeña isla donde se da la historia.

Sam y Suzy son dos niños que están enamorados y que deciden iniciar una vida juntos. Para ello, Sam escapa de un singular y estereotipado campamento de scouts y Suzy debe salir de la familia donde no encuentra más que inconformidad. La historia se va a desarrollar alrededor de este par de niños que muestran una madurez impresionante, sin dejar de lado una inocencia conmovedora.

El director no busca decorar el hecho que sean figuras infantiles, por el contrario explota la inocencia sin llegar al ridículo pero los presenta como unos adultos frente a unos verdaderos adultos que actúan como niños.

Los personajes adultos son los padres de Suzy, interpretados por Bill Murray y Frances McDormand; el líder de los scouts interpretado por Edward Norton, el capitán de la policía interpretado por Bruce Willis, la mujer sin nombre de Servicios Sociales interpretada por Tilda Swinton, y otros personajes más que incluyen al narrador de la historia que aparece como un duende de rato en rato.

Todos estos “adultos” son figuras dolidas, que esconden detrás de una escalofriante pasividad un dolor que los mantiene en la miseria. Mientras se desenvuelven en la pantalla, es inevitable no sentir pena por ellos, sus vidas sin ridículas sin embargo existe una empatía evidente con el espectador.

El estilo de narración de Anderson, incluye planos largos que muestran escenarios completos como la casa de los Bishop, los grandes bosques, el campamento scout y otros. Acompañados de canciones folk que cuentan historias con sus propias letras. El color de la imagen hace alusión a esos tonos pasteles muy de moda en la década del 60 donde se realiza la historia. Para no desvincularse del aire infantil, se recurre a imágenes de cuentos, al uso de mapas para mostrar recorridos y lógicamente a la actuación de varios niños en casi toda la cinta.

El resultado final es delicioso. Anderson nos da una historia de amor como muy pocas veces se ha visto en el cine. Sin un sentimentalismo absurdo sino más bien con elementos de madurez que la hacen atractiva y hasta por momentos repulsiva. No se trata de una película convencional, ninguna obra de Wes Anderson lo es, por lo que algunos espectadores no van a encontrarle sentido a la trama o a la narración en un primer momento.

Pero es una película que hay que ver completa para sacar conclusiones, no hay forma de no enternecerse con estos seres que vemos en pantalla. Todos ellos esconden una simpatía que hay que descubrir y con la que todos se pueden identificar. Moonrise Kingdom es otro de los títulos que tenemos en cartelera que al parecer  será un contendor en los Oscar, por lo que no se la pueden perder. Totalmente recomendable. 

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