jueves, 26 de septiembre de 2013

La Caída de la Casa Blanca y Quienes #%^&$! son los Miller?


White House Down


Al cine de Hollywood le encanta poner en aprietos a la clase política de su país, así sea parte de la trama de una película. Son varias las cintas que han puesto al Presidente de la República en una actitud de emergencia frente a un ataque terrorista o extraterrestre. Ya sea en la súper taquillera Independence Day (1996) donde Bill Pullman interpretaba a un heroico Presidente, hasta la delirante Mars Attacks! (1997) donde Jack Nicholson era un demagogo cobarde.

En White House Down (2013), Jamie Foxx es el inquilino de la Casa Blanca, un Presidente con modales de rapero que viene promoviendo una propuesta para el desarme mundial. Es decir, una fantasía absoluta para la política gringa. Channing Tatum es el agente de seguridad que aspira ser parte de la escolta presidencial, pero cuyo pasado desordenado lo condena. El personaje de Tatum y su hija pequeña se encuentran de tour en la Casa Blanca el día que un grupo de mercenarios decide secuestrarla. Persona correcta en el momento incorrecto. Es la oportunidad para que Tatum muestre que es el más llamado para defender al líder del mundo libre.

La trama es previsible, cargada con momentos de emoción que cumplen con generar tensión en la audiencia. Vemos en la pantalla grande como el emblemático edificio es destrozado por bombas y misiles. La narración busca agregar un elemento de complot político a la historia, el cual es también bastante imaginable.

White House Down cumple con ser una cinta de acción, pero no rompe ningún molde. No tiene nada destacable en su realización, incluso las actuaciones son mediocres, sobre todo la de Jamie Foxx. Terminada la película nos quedamos con la sensación que hemos visto Air Force One (1997) pero sin Harrison Ford y sin avión presidencial, por lo demás son casi la misma cinta.


We’re the Millers



Es evidente que la industria del cine en Hollywood se está quedando sin ideas, el resultado es películas que buscan repetir éxitos pasados con algún cambio menor. Así como al cine comercial le gusta poner en aprietos al Presidente de Estados Unidos, también le gusta maltratar a la típica familia norteamericana. Son varias las películas que han mostrado la aventura de familias en algún tipo de viaje.

National Lampoon’s Vacation (1983) es quizás la pionera de estas cintas, en ella Chevy Chase interpreta al padre optimista de una familia donde todos son diferentes. Una esposa atractiva que se siente incomprendida, un hijo idiota y una hija que quiere salir del cascaron, se convirtieron en moldes que muchos otros films han repetido.

Este año We’re the Millers (2013) hace justamente eso, repite la premisa básica de National Lampoon’s Vacation, agregando elementos propios. En primer lugar nuestros cuatro personajes no son familia sino que se unen por intereses propios y el viaje no es un tour por su país sino una misión ilegal que busca cruzar la frontera con marihuana.

Por lo demás, la narración de We’re the Millers repite muchas secuencias de sus predecesoras. El acierto de esta película es que el ritmo de la historia es ligero. Algunas bromas son arriesgadas y logran sorprender al espectador. El guion no tiene miedo de contar situaciones adultas que resultan atractivas. Se puede decir que a pesar de seguir una formula, We’re the Millers se destaca del resto de cintas familiares de paseo.


Mucho del éxito se consigue por el trabajo actoral, el cual está muy bien enmarcado dentro del trabajo comediante de este tipo de películas. No hay sobreactuaciones, no existe manipulación de la trama, no hay una apuesta ambiciosa, sino una película que transcurre sin mayor sobresalto pero que llega con éxito hacia su cometido. Hay que verla para reírse un momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario