Casi todos los años, en el cine vemos
al menos una película que trate sobre alguna historia relacionada a la Segunda
Guerra Mundial y otra que se centre en el racismo vivido en Estados Unidos durante
el tiempo. Este año no es la excepción; The
Book Thief (2013) entra dentro del primer grupo y The Butler (2013) entra en el segundo. A continuación, pequeños
comentarios sobre ambas películas.
El Mayordomo de la Casa Blanca
El racismo vivido en Norteamérica ha
sido objeto de innumerables películas, por ejemplo en estos días se estrenará 12 Years a Slave (2013), la fuerte
competidora al Oscar y que trata el tema de la esclavitud negra. En The Butler (2013) se va contando como
era el racismo durante el siglo XX en Estados Unidos, a través de la vida de un
hombre que termina siendo mayordomo en la Casa Blanca.
Cecil, un niño negro, es testigo del
asesinato de su padre, de la violación de su madre y de todos los abusos
cometidos hacia la gente de su raza en una plantación de algodón. Bajo el
cuidado de una “hada madrina protectora” el joven deja los campos y aprende a
trabajar dentro de casa como sirviente. Su deseo por no convertirse en esclavo
lo obliga a escapar e ir ascendiendo, siempre dentro del terno de mayordomo. Su
capacidad y la simpatía que genera en la gente de raza blanca hacen que termine
siendo convocado para atender al mismo Presidente de los Estados Unidos.
The Butler es una película que busca inspirar
a quien la ve, tiene como objetivo presentar el trabajo sacrificado como una
muestra de redención. Cecil tiene una familia a la que ve muy poco, una mujer
que parece infeliz y se sumerge en el alcohol, un hijo rebelde que se vuelve
activista antirracismo y otro hijo obediente que termina en Vietnam.
Cecil el mayordomo, se convierte en
el Forrest Gump negro, es decir una persona que presencia en primera fila la historia
de un país que parece abrazarlo por momentos y darle la espalda por otros. El tono
de The Butler es condescendiente con
sus personajes y ciertamente la historia misma. Si bien hay un par de escenas
que reflejan el horror de los ataques racistas de la época, el resultado final
termina siendo demasiado edulcorado como para ser tomado muy en serio. Pareciera
que el mismo director quisiera congraciarse con la historia que va contando.
Lo mejor de la cinta es la puesta en
escena que va evolucionando desde la plantación en el sur hasta los interiores
de la Casa Blanca. Además, es un deleite poder ver varios cameos de grandes
actores como Vanessa Redgrave; o Jane Fonda y Alan Rickman que interpretan a la
pareja Ronald y Nancy Reagan. Los siempre menospreciados John Cusack y Liev
Schrieber se ponen la piel de Nixon y Lyndon Johnson respectivamente.
Pero la película se sostiene en la actuación
de Forest Whitaker como Cecil, un hombre que no busca ser incómodo y que
representa la vieja guardia de una raza que se entendía inferior. Whitaker nos
tiene acostumbrados a dar interpretaciones logradas y esta no es la excepción.
Lástima que Lee Daniels, director de
la muy realista y dolorosa Precious
(2009), ceda al facilismo en muchos momentos; como si quisiera incluso
filmar escenas para el brillo de algunos actores como Oprah Winfrey o Cuba
Gooding Jr., lo cual además no consigue. Por lo demás, The Butler es una película para ver una vez, que da una mirada más
a la historia turbulenta del país gringo, pero que le da un fin de cuento de
hadas innecesario a una cinta con un tema que sigue siendo incómodo y vigente. Recomendable.
3.5 de 5
La Ladrona de Libros
La Segunda Guerra Mundial sigue
sirviendo como fuente de inspiración para el cine y el arte en general. Como no
puede ser de otra manera, no puede existir una cinta sobre este tema que no
escape al horror que produce la violencia generada por la guerra y el impacto
que tiene en las personas, sobre todo en los niños. The Book Thief (2013) del director Brian Percival sigue la fórmula de
la gran mayoría de películas de este género.
Liesel es una niña adoptada por padres
alemanes, quienes la hacen sentir una hija querida durante los años de la expansión
nazi a finales de los años 30. La pequeña vive con el recuerdo de su madre
natural, una rusa que la abandona tras la muerte de su otro infante hijo. Sin embargo,
Liesel logra pertenecer a la sociedad alemana que la acoge, se hace rápidamente
amiga de su vecino e incluso entabla una relación secreta con la esposa del
alcalde nazi de la ciudad.
Al estallar la guerra, la familia de Liesel
esconde a un joven judío que ha escapado de los nazis y la relación perdida con
su hermano muerto se traslada hacia este muchacho que quiere a Liesel como si
fuera de su sangre. La historia avanza junto a la guerra hasta un desenlace que
busca sacar lágrimas a la audiencia.
The Book Thief es una película lineal, que
introduce elementos de comedia y drama para poder desarrollar la historia de Liesel.
Es también una cinta familiar, que no tiene un realismo a lo Schindler’s List (1993) sino más bien
una buena dosis de liviandad a lo La
Vita E Bella (1998) de Roberto Benigni. Como esta última, Liesel tiene un
padre amoroso que se convierte en el cómplice de su hija y que la previene de
vivir los horrores que la rodean.
A pesar que la cinta no rompe ningún molde,
lo cierto es que no deja de ser disfrutable y entretenida. A pesar de durar más
de dos horas, el film nunca cae en el tedio y en todo momento logramos
sentirnos parte del testimonio de la niña rubia. Liesel se convierte en una nueva
versión de Anna Frank pero que cuenta el relato de la historia desde el lado de
aquellos que no fueron los perseguidos, pero que también fueron víctimas de una
guerra que parecía preocuparse por todos menos por ellos.
Otro elemento interesante es que la película
empieza y termina con el relato de la muerte, que al mejor estilo de Ingmar Bergman
se presenta como un personaje individual en la narración. Durante la cinta, la
veremos relatar momentos y también pasearse por los espacios de la vida de Liesel
y los suyos.
The Book Thief es una grata sorpresa, una
magnifica opción para ver con la familia y para tener unos momentos de
sentimentalismo en el cine. La banda sonora de la cinta, a cargo del maestro John
Williams, es simplemente un deleite. El trabajo actoral es consistente,
sobretodo el de los niños, que se muestran convincentes en sus respectivos
roles. Como en ese clásico Jeux
Interdits (1952) de René Clemént, al final son niños queriendo vivir como
adultos en un mundo de adultos que juegan a ser niños.
Recomendable.
4 de 5
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