jueves, 13 de febrero de 2014

El Mayordomo de la Casa Blanca y La Ladrona de Libros


Casi todos los años, en el cine vemos al menos una película que trate sobre alguna historia relacionada a la Segunda Guerra Mundial y otra que se centre en el racismo vivido en Estados Unidos durante el tiempo. Este año no es la excepción; The Book Thief (2013) entra dentro del primer grupo y The Butler (2013) entra en el segundo. A continuación, pequeños comentarios sobre ambas películas.

El Mayordomo de la Casa Blanca



El racismo vivido en Norteamérica ha sido objeto de innumerables películas, por ejemplo en estos días se estrenará 12 Years a Slave (2013), la fuerte competidora al Oscar y que trata el tema de la esclavitud negra. En The Butler (2013) se va contando como era el racismo durante el siglo XX en Estados Unidos, a través de la vida de un hombre que termina siendo mayordomo en la Casa Blanca.

Cecil, un niño negro, es testigo del asesinato de su padre, de la violación de su madre y de todos los abusos cometidos hacia la gente de su raza en una plantación de algodón. Bajo el cuidado de una “hada madrina protectora” el joven deja los campos y aprende a trabajar dentro de casa como sirviente. Su deseo por no convertirse en esclavo lo obliga a escapar e ir ascendiendo, siempre dentro del terno de mayordomo. Su capacidad y la simpatía que genera en la gente de raza blanca hacen que termine siendo convocado para atender al mismo Presidente de los Estados Unidos.

The Butler es una película que busca inspirar a quien la ve, tiene como objetivo presentar el trabajo sacrificado como una muestra de redención. Cecil tiene una familia a la que ve muy poco, una mujer que parece infeliz y se sumerge en el alcohol, un hijo rebelde que se vuelve activista antirracismo y otro hijo obediente que termina en Vietnam.

Cecil el mayordomo, se convierte en el Forrest Gump negro, es decir una persona que presencia en primera fila la historia de un país que parece abrazarlo por momentos y darle la espalda por otros. El tono de The Butler es condescendiente con sus personajes y ciertamente la historia misma. Si bien hay un par de escenas que reflejan el horror de los ataques racistas de la época, el resultado final termina siendo demasiado edulcorado como para ser tomado muy en serio. Pareciera que el mismo director quisiera congraciarse con la historia que va contando.




Lo mejor de la cinta es la puesta en escena que va evolucionando desde la plantación en el sur hasta los interiores de la Casa Blanca. Además, es un deleite poder ver varios cameos de grandes actores como Vanessa Redgrave; o Jane Fonda y Alan Rickman que interpretan a la pareja Ronald y Nancy Reagan. Los siempre menospreciados John Cusack y Liev Schrieber se ponen la piel de Nixon y Lyndon Johnson respectivamente.  

Pero la película se sostiene en la actuación de Forest Whitaker como Cecil, un hombre que no busca ser incómodo y que representa la vieja guardia de una raza que se entendía inferior. Whitaker nos tiene acostumbrados a dar interpretaciones logradas y esta no es la excepción.

Lástima que Lee Daniels, director de la muy realista y dolorosa Precious (2009), ceda al facilismo en muchos momentos; como si quisiera incluso filmar escenas para el brillo de algunos actores como Oprah Winfrey o Cuba Gooding Jr., lo cual además no consigue. Por lo demás, The Butler es una película para ver una vez, que da una mirada más a la historia turbulenta del país gringo, pero que le da un fin de cuento de hadas innecesario a una cinta con un tema que sigue siendo incómodo y vigente. Recomendable.

3.5 de 5

La Ladrona de Libros



La Segunda Guerra Mundial sigue sirviendo como fuente de inspiración para el cine y el arte en general. Como no puede ser de otra manera, no puede existir una cinta sobre este tema que no escape al horror que produce la violencia generada por la guerra y el impacto que tiene en las personas, sobre todo en los niños. The Book Thief (2013) del director Brian Percival sigue la fórmula de la gran mayoría de películas de este género.

Liesel es una niña adoptada por padres alemanes, quienes la hacen sentir una hija querida durante los años de la expansión nazi a finales de los años 30. La pequeña vive con el recuerdo de su madre natural, una rusa que la abandona tras la muerte de su otro infante hijo. Sin embargo, Liesel logra pertenecer a la sociedad alemana que la acoge, se hace rápidamente amiga de su vecino e incluso entabla una relación secreta con la esposa del alcalde nazi de la ciudad.

Al estallar la guerra, la familia de Liesel esconde a un joven judío que ha escapado de los nazis y la relación perdida con su hermano muerto se traslada hacia este muchacho que quiere a Liesel como si fuera de su sangre. La historia avanza junto a la guerra hasta un desenlace que busca sacar lágrimas a la audiencia.



The Book Thief es una película lineal, que introduce elementos de comedia y drama para poder desarrollar la historia de Liesel. Es también una cinta familiar, que no tiene un realismo a lo Schindler’s List (1993) sino más bien una buena dosis de liviandad a lo La Vita E Bella (1998) de Roberto Benigni. Como esta última, Liesel tiene un padre amoroso que se convierte en el cómplice de su hija y que la previene de vivir los horrores que la rodean.

A pesar que la cinta no rompe ningún molde, lo cierto es que no deja de ser disfrutable y entretenida. A pesar de durar más de dos horas, el film nunca cae en el tedio y en todo momento logramos sentirnos parte del testimonio de la niña rubia. Liesel se convierte en una nueva versión de Anna Frank pero que cuenta el relato de la historia desde el lado de aquellos que no fueron los perseguidos, pero que también fueron víctimas de una guerra que parecía preocuparse por todos menos por ellos.

Otro elemento interesante es que la película empieza y termina con el relato de la muerte, que al mejor estilo de Ingmar Bergman se presenta como un personaje individual en la narración. Durante la cinta, la veremos relatar momentos y también pasearse por los espacios de la vida de Liesel y los suyos.

The Book Thief es una grata sorpresa, una magnifica opción para ver con la familia y para tener unos momentos de sentimentalismo en el cine. La banda sonora de la cinta, a cargo del maestro John Williams, es simplemente un deleite. El trabajo actoral es consistente, sobretodo el de los niños, que se muestran convincentes en sus respectivos roles. Como en ese clásico Jeux Interdits (1952) de René Clemént, al final son niños queriendo vivir como adultos en un mundo de adultos que juegan a ser niños.
Recomendable.


4 de 5


No hay comentarios:

Publicar un comentario