martes, 30 de abril de 2013

Killing Them Softly


Aún se encuentra en cartelera Mátalos Suavemente, o Killing Them Softly (2012) su título en inglés. La película nos relata los preparativos que hace un sicario profesional para asesinar a otros dos individuos que han robado una sala de juegos. Durante toda la cinta veremos a todo tipo de criminales desfilar por la pantalla. Todos ellos usando de fondo social la elección presidencial estadounidense del 2008, con promesas electorales que buscan mejorar la economía y seguridad del país del tío Sam.

Frankie y Russell son dos delincuentes que son contratados para robar una sala de juegos clandestina. Sin un gran plan y con la intención de echarle la responsabilidad del atraco al mismo dueño del salón, el asalto se realiza con éxito. Sin embargo, en el mundo del hampa nadie se puede salir con la suya tan fácilmente. Las vendettas son un mandamiento que debe ser cumplido. En ese momento el protagonista de la historia hace su aparición. Brad Pitt interpreta a Jackie, un asesino a sueldo que debe vengar el acto. Su misión es matar a los ladrones y a quien ideó el plan. Trabajo además para el cual se pone en contacto con otro sicario que lo ayudará a cometer el crimen.

En apariencia, esta podría pasar como una cinta de gánsteres más dentro de las muchas que se han visto en la historia. Pero Killing Them Softly es un relato desolado de un mundo que al igual que la economía gringa, está a punto de caer en una crisis de la cual será muy difícil poder salir. Los personajes que vemos en el filme están alejados de ser los italianos apasionados de Goodfellas (1990) o los irlandeses atormentados de The Departed (2006). Estos gánster son más bien figuras deterioradas, que trabajan simplemente por dinero o por drogas. Si quisiéramos usar un paralelo, podríamos decir que Killing Them Softly es un spaghetti gánster, es decir que muestra que los mejores tiempo del mundo de Al Capone ya son parte de la historia.

Jackie, el papel de Brad Pitt, busca realizar el trabajo aportando ese elemento de romanticismo de los viejos tiempos, es un hombre que aún cree en códigos, que tiene una moral dentro del ejercicio de sus crímenes, que entiende el sentido necesario de la fechoría. Pero Jackie es una isla dentro del grupo de personas que lo rodean. Por ejemplo, Mickey que es actuado por James Gandolfini, es un hombre que ha sucumbido ante el alcohol y el abandono, que ha perdido el sentido de la vida y cuyo mundo se ha visto totalmente oscurecido. Es una figura de museo, un ídolo caído. Mientras que los ladrones Frankie Y Russell son dos individuos sin ética conocida, con poca inteligencia para la estrategia, que apuestan por el robo espontáneo, adictos a la droga y fácil de ser ubicados.

En esta película, las negociaciones de la mafia ya no se hacen en bares entre hombres elegantes, sino en la discreción de un carro común, sin lunas polarizadas, entre un asesino y una persona que podría ser el funcionario de cualquier banco.

El director de Killing Them Softly es Andrew Dominik, de quien ya habíamos visto antes la notable The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford (2007), que también protagonizaría Brad Pitt. Como en esa cinta, Dominik busca desmitificar un género de películas y lo logra con el éxito de un hombre que sabe hacer cine. En ambas películas, vemos tomas largas de conversaciones íntimas entre los personajes, Dominik desnuda a los hombres de sus cintas a través de los diálogos.

En cada cuadro de la cinta se puede sentir cierta desesperanza por la evocación de tiempos gloriosos. Jackie como Jesse James, son dos antihéroes que están a punto de desaparecer para dar paso a tipos que no les llegaran ni a los talones, en un mundo donde Vito Corleone es una figura de museo.

Otro gran acierto de la cinta es el manejo de las escenas de violencia. Cada una es distinta a la anterior, sobretodo una de ellas es manejada casi poéticamente, como pocas veces se puede ver en películas recientes. Con un ritmo en cámara lenta, que permite entender cada detalle de lo que estamos viendo. Estos momentos siempre están pintados con ese tono vetusto, de colores grises y verdes oscuros. Los personajes se mueven entre oscuridades, mientras que la música que los acompaña son viejas canciones populares que mezclan el rock prehistórico con la música country y el jazz.

Hay que ver Killing Them Softly, es una película muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver en nuestras salas. Totalmente recomendable. 

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