Desde
finales de la década del 20, Walt Disney fue indubitablemente el rey del cine
de animación en el mundo. Su estudio produjo las más memorables y recordadas
películas animadas de las que haya recuerdo en el mundo del celuloide. El mismo
Walt Disney era el motor detrás de sus películas, siempre buscando historias
sencillas acompañadas de innovaciones técnicas que atraigan a la gente a las
salas de cine.
Walt
Disney fue un pionero y su nombre quedará en la perpetuidad como una de las personas
más importantes en la historia. Tras la muerte de Disney a mediados de la
década del 60, su estudio empezó a caer y sus cintas animadas empezaron a ir
perdiendo su brillo. En los 90 hubo un resurgimiento
con The Beauty and the Beast (1990),
Aladdin (1992) y The Lion King (1994). Pero en la última década las cintas de
Disney se veían opacadas por las mucho mejor logradas películas de Pixar como Wall-E (2008), The
Incredibles (2004) o Up (2009), además
de los esfuerzos de cineastas independientes como Tim Burton y la creciente
fuerza de cintas basadas en mangas orientales.
La última
película de Disney es Ralph el Demoledor
o Wreck-It Ralph (2012), película
basada en un personaje de videojuego que desea dejar de ser el villano para
convertirse en héroe. En su peripecia, conoce a una niña que es avatar en otro
videojuego y que al ser considerada una falla, no puede participar en su mundo.
Los
personajes de Disney siempre han sido parias de sus grupos, Dumbo, Bambi,
Pinocho y hasta la Cenicienta eran seres que no encajaban, que eran marginados
por alguna razón. Ralph y Vanelope entran en esta línea de figuras animadas que
no se hallan y que van en busca de su identidad.
La
historia parte una premisa acertada, sin embargo el desarrollo del relato cae en
varios desaciertos. En vez de apostar por una narración simple, la trama se
complica demasiado, prolongándose innecesariamente. La moraleja que viene
acompañada al final parece demasiado forzada por los excesivos esfuerzos que se
hacen para llegar a ella. No hay duda que se trata de un film que es
disfrutable pero que está lejos de las cintas clásicas de Disney.
Los
mejores momentos de la película son cuando se nos presentan a personajes de
videos juegos conocidos como los de Street Fighter o al viejo PacMan, en esos
momentos nuestros recuerdos se ven plasmados en la pantalla. Desgraciadamente
estos momentos son escasos y no fueron explotados del todo. Wreck-It Ralph es la última cinta de
animación del 2012 que veremos en nuestra salas, en un año que no ha sido muy
bueno para el cine animado; con la única excepción de Frankenweenie (2012) de Tim Burton, las demás películas animadas de
este año ha sido poco más que mediocres.
Recomiendo
llegar temprano a la sala para ver esta película, el corto animado que
presentan antes de la misma está muy bueno y vale la pena verlo tanto o más que
al propio Ralph.
No hay comentarios:
Publicar un comentario