Se ha estrenado en nuestras salas una
de las películas más importantes del 2013, 12
Years a Slave (2013) dirigida por el británico Steve McQueen. La cinta
cuenta la historia verdadera de Solomon Northup, un hombre negro que nació libre
y que por el engaño de unos traficantes se convierte en esclavo hasta que
vuelve a recuperar su libertad 12 años después.
La historia de la tragedia de Northup
se cuenta alternando las escenas del músico cuando era un hombre libre y los
terribles momentos que tiene que pasar como esclavo. Durante la cinta, Solomon
es injustamente vendido, con una identidad negada, vejado por sus distintos
patrones y testigo de los maltratos más inhumanos hacia la gente de su raza.
12 Years a Slave es una película de gran
escala, con una narración ambiciosa donde se reconstruye a la perfección el
mundo del viejo sur racista donde los grandes campos algodoneros eran manchados
con la sangre de quienes los trabajaban. Pero la película es sobretodo un
documento histórico de una época llena de contradicciones en un mismo país,
donde la cámara se convierte en testigo presencial pero nunca cómplice ni
juzgador.
Y es que el gran acierto de 12 Years a Slave es justamente la
dirección pulcra y sin prejuicios de Steve McQueen, que también es un hombre de
color pero que viene de un país que no sufrió lo horrores del racismo como lo
hizo Estados Unidos. McQueen ya había sorprendido a muchos cinéfilos con sus
dos cintas anteriores, Hunger (2008)
y Shame (2011), en esta última el
director se adentraba en las profundidades de la mente pervertida de un hombre
adicto al sexo. En 12 Years a Slave,
el cineasta muestra al racismo como una distorsión mental generalizada, como si
fuera una degeneración de la identidad humana. A través del análisis personal
de los más sádicos racistas muestra el análisis colectivo de una sociedad.
Steve McQueen rodeado de su reparto, Chiwetel
Ejifor, Michael Fassbender, Lupita N’yongo y Brad Pitt, que también es uno de
los productores de la cinta.
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La mirada que existe en 12 Years a Slave es desenfadada,
honesta, por momentos brutal pero siempre sensible. No hay deseos por maquillar
las cosas y tampoco por exagerarlas. El mismo personaje de Solomon Northup es
un hombre con matices, que lucha consigo mismo por entender a su gente; no es
un activista y por momentos hasta se puede decir actúa de manera egoísta. Y es
que Northup, como todos los de su raza, sufrían sobretodo de una soledad cruel;
es por eso que en varios momentos la figura de Solomon se muestra aislada en un
cuadro de la pantalla, con nada alrededor, solo resalta su cuerpo, su cara o
sus heridas en un espacio que parece ser una gran sombra donde el único adorno
es la música que lo acompaña.
Pero la historia de Solomon Northup no
solo está brillantemente escrita en este guión nominado al Oscar, sino que
adquiere forma con la actuación magistral que da Chiwetel Ejiofor. El actor
encaja perfectamente en el estilo narrativo de la cinta, su interpretación no
busca ser heroica sino más bien realista. La valentía cae por si sola cuando
vemos a este hombre enfrentarse a algunos blancos, cuando vemos su sufrimiento
al no saber nada de su familia, cuando lo vemos contener sentimientos mientras
es engañado, violado y sometido. La figura que crea Ejiofor es épica, tiene un
espíritu que rompe el corazón de la audiencia y que sin lugar a duda pasará a
la historia como una de las mejores actuaciones de este año.
Ejiofor y Fassbender, interpretan
brillantemente las dos caras de una dura realidad.
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Pero McQueen saca lo mejor de todo su
reparto, vuelve a usar a su actor fetiche Michael Fassbender, esta vez
convertido en un sádico y abusivo patrón sureño, que parece sacado de las páginas
más negras de la historia. Fassbender está nada menos que brillante, pasa de la
paranoia a la violencia más desatada de manera impecable. Es otra gran actuación
de uno de los mejores actores que tiene el cine en este momento. Igual de
fantástica está Lupita N’yongo como la esclava Patsy, su presencia se roba
todas sus escenas y se convierte en el hilo conductor sentimental de la
historia. Su fragilidad la hace más identificable y es que en el fondo su
historia es la más dolorosa, ya que su situación de mujer la convierte en una
minoría dentro de otra. La joven actriz no se amilana ante los grandes actores
que la rodean y se convierte en ficha esencial dentro de la historia, toda una
revelación.
En estos tiempos, pocas películas
despiertan tanto entusiasmo como 12 Years
a Slave, una cinta que bordea la perfección y que se convierte quizás en la
mejor película sobre la esclavitud que se haya filmado hasta el momento. El
verdadero impacto y la calidad de un film se mide con el paso del tiempo,
cuando el trabajo logra sorprender y mantener vigencia a pesar de lo alejado de
su estreno; pero hay películas que son obras maestras desde que son vistas por
primera vez y que mantienen ese estatus toda la historia, 12 Years a Slave es una de esas películas. La mejor película del
año. Totalmente recomendable.
5 de 5
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