martes, 19 de junio de 2012

Prometheus


Uno de los estrenos más esperados del año era Prometheus (2011) de Ridley Scott. Se trataba de una cinta esperada no solo por el prestigio de su director sino porque marcaba su retorno al género de la ciencia ficción, en el cual nos entregó obras tan geniales como Blade Runner (1982) y Alien (1979).

Prometheus, busca justamente, ser algo así como la precuela de esta última cinta, que marcó toda una generación y que es el inicio de toda una serie de cintas sobre alienígenas de distinta calidad. Pero creo que Prometheus debe ser vista como un trabajo independiente de la cinta de 1979, puesto que tiene elementos que si bien es cierto explican el origen del extraterrestre monstruoso que todo el mundo conoce; esta es también una cinta de aventuras y donde la ciencia ficción se sustenta en la búsqueda de algo más trascendental.

Es el año 2093 y un grupo de científicos se encuentran en un viaje espacial en busca del origen de la humanidad. Desde este momento sabemos que la travesía de estas personas busca hacerle honor al nombre de la nave, Prometeo, aquel titán mitológico que gustaba tentar a Zeus en el Olimpo.

La misión de la tripulación de esta nave es exactamente esa, buscar al creador de los seres humanos, rompiendo con los preceptos de la fe y lógicamente desafiando al Dios que conocemos. Los científicos van acompañados de un cyborg que aparentemente carece de sentimientos y de una mujer que tiene la frialdad de un robot (Charlize Theron).

Lógicamente la mayor acción se desarrolla a partir del momento en que la nave llega a su destino. En dicho lugar, no solo se descubre una civilización muerta sino que la manipulación de nuestros protagonistas hace que estas ruinas ácidas empiecen a generar vida nueva. En ese trayecto, la acción llega a su cumbre cuando nos damos cuenta que no estamos ante un descubrimiento sino ante una amenaza.

Ridley Scott es un director que sabe manejar perfectamente la acción, lo demostró no solo en los títulos iniciales de estas líneas sino también de manera muy eficiente en las más recientes Gladiator (2000) y en Black Hawk Down (2001). En esta última, que llegó a nuestras salas como La Caída del Halcón Negro, Scott creo un ambiente envolvente que permitía aumentar la emoción a cada momento. En Prometheus se siente esa misma atmósfera absorbente, por momentos repulsiva, llena de colores negros que emulan un ácido que parece sangre negra.

Los mejores momentos de la cinta son aquellos en que vemos a los seres humanos en peligro, en ellos Scott nos hace sentir de manera vívida lo tórrida de la experiencia. Para esto usa efectos especiales muy bien logrados pero también la sencillez de las viejas cintas de ciencia ficción que no muestran al enemigo sino que se quedan en presentar la amenaza.

Como era de esperar, Scott muestra que los humanos somos seres vulnerables y que a diferencia de las figuras mitológicas, nuestras limitaciones emocionales nos impiden trascender. La película, sin embargo, se pierde por momentos. Sobre todo en aquellos en los cuales justamente se busca crear un juego de sentimientos dentro de la tripulación, como los de padre e hija o aquellos del cyborg que resulta siendo más humano que robot.

Otro desacierto que encuentro en el film es que se busca forzar demasiado el tema teológico. No solo se trata de una insinuación filosófica sino que termina siendo un argumento repetitivo que le resta méritos a la historia.

Por otro lado, Ridley Scott ha encontrado en Noomi Rapace una actriz que sabe llevar muy bien el papel de la heroína principal. A diferencia de Sigourney Weaver, a Rapace se le siente más vulnerable, pero los momentos más emocionantes de toda la película le pertenecen a ella. Fácilmente, se convertirá en una figura de acción del cine. Sus escenas están llenas de sangre y destroza lo más esencial de la naturaleza femenina en una escena que probablemente dejara boquiabiertos a varios.

Los efectos especiales de la cinta son maravillosos, espectaculares en todo el sentido de la palabra. De igual manera, la dirección artística. Si bien es cierto nos hace recordar la nave original de Alien (1979), los primeros minutos son un completo homenaje a 2001: A Space Oddissey (1969). La similitud entre Prometeo y la nave de la cinta de Kubrick es evidente y el cyborg que interpreta Michael Fassbender es una mezcla de aquel astronauta solitario con la manipuladora computadora que lo atormenta.

El resultado final de Prometheus es una buena obra de ciencia ficción, con elementos de aquel gore que no llega a ser saturante sino que permite desarrollar de manera efectiva una realidad distinta a la normal. Es una cinta emocionante, con elementos de buen cine de aventura. No hay que buscar solo el origen del alien, el cual resulta siendo totalmente sorprendente, sino que hay que disfrutar todos los elementos del film como el buen trabajo en el sonido y lo novedoso a nivel visual.

Un tip final, la película se disfruta más en 3D; sin embargo su calidad no se pierde si se ve en una sala regular. Prometheus es la perfecta opción para aquellos que van en busca de entretenimiento al cine y que disfrutan de historias que los hacen saltar de las sillas de vez en cuando. 

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