viernes, 22 de junio de 2012

Un Método Peligroso


Por fin llegó a nuestra cartelera A Dangerous Method (2011), cinta dirigida por el legendario David Cronenberg y que presenta la relación entre los padres del psicoanálisis Sigmund Freud y Carl Jung. A primera vista, se podría pensar que se trata de una simple cinta histórica, pero el resultado es un film complejo con bastantes aristas que solo un director como Cronenberg puede lograr unir de manera tan notable.

La película empieza con la llegada de una mujer, Sabina Spielrein, en estado frenético a un centro de rehabilitación. Esta mujer será objeto de todas las técnicas de curación conocidas hasta la época, hasta que se convierte en paciente del doctor Jung. Este a su vez, ve en ella la paciente perfecta para poder investigar la teoría iniciada por Freud sobre el psicoanálisis.

La historia se desenvuelve entre la relación entre el doctor y la paciente, la cual se convierte en una relación de cooperación mutua, lo cual despierta en ella el interés por estudiar y convertirse en una profesional como Jung.

La investigación de Jung con su paciente hace que recurra al profesor Freud para que ambos terminen de presentar la teoría del psicoanálisis que terminaría revolucionando la ciencia de la medicina mental hasta nuestros días.

Pero la película, repito,  no es solo un relato de hechos históricos que buscan presentar el nacimiento de un hecho relevante para la humanidad. Por el contrario, es un estudio detallado de una época y de tres personas que no pueden dejar de confundir sus propias pasiones con sus intereses profesionales.

Cronenberg dibuja a sus protagonistas de tal manera que nos confunde por momentos y no sabemos si estamos ante el paciente o ante el galeno. Las escenas en las que están Spielrein y Jung o Freud y Jung o Spielrein y Freud, son totalmente cuadradas,  la pantalla se concentra en los dos rostros poniendo uno en un plano principal y difuminando el segundo detrás.

La ilusión de paciente y doctor se pierde cuando los roles se invierten y en esos momentos Cronenberg cambia el lente y la imagen para generar la misma ilusión óptica. Lógicamente, la trama se complica mientras vamos descubriendo el origen de los problemas mentales de Spielrein. Pero en el camino, vamos descubriendo los fantasmas de Jung quien además empieza a cuestionar a su mentor Freud.

El juego de relaciones que se crea entre los tres es sumamente interesante, el director se encarga de desenmascarar las verdaderas personalidades de los tres. La película exhibe los miedos, las fobias, las manías y hasta los vicios de los personajes, uniéndolos a través de los mismos.

Evidentemente la connotación sexual está presente, pero esta se muestra de manera directa sin influencias morales. En general, el estilo de dirección de Cronenberg en esta cinta es clásico, no busca impresionar sino acaso mostrar de manera congruente un periodo de tiempo donde la inocencia estaba a punto de perderse a raíz de la Primera Guerra Mundial.

Así vemos al director alejarse de su manera de dirigir películas absorbentes y hasta intoxicantes como Crash (1996) o Dead Ringers (1988). En esta cinta, Cronenberg apuesta por la pulcritud, por un estilo narrativo lineal, no por ello menos atractivo.

Uno de los mejores logros de la cinta es además su dirección artística, los ambientes están creados a la perfección, llenos de colores blancos y detalles de época. Cronenberg siempre ha sido un perfeccionista al momento de crear los espacios en sus cintas y en esta lo logra con excelencia.

Pero sin lugar a dudas, es la manera de manejar a sus actores lo que hace que la cinta tenga tanto éxito. Keira Knightley esta sorprendente como Spielrein, su papel empieza con la exageración de la enfermedad mental y termina con la tranquilidad del control que ejerce sobre la ciencia. Su actuación es notable, entregada por completo al papel, llena de facciones que la desdibujan de la figura frágil, dulce o heroica con la que la hemos visto en películas anteriores.  

De igual modo, Michael Fassbender vuelve a demostrar porque es el actor de moda. Su capacidad para interpretar a Jung es increíble, a diferencia de Knightley, en Fassbender vemos un talento por mostrar sentimientos íntimos pero con gestos cortos, con miradas directas o apenas con su propia presencia.

En su tercera película juntos, Cronenberg logra sacar lo mejor de Viggo Mortensen, esta vez ya no como el asesino desalmado de A History of Violence (2003) o Eastern Promises (2007), sino más bien como un Freud paternal, reflexivo, anonado en sus propias teorías. Siempre con un habano en la boca, el Freud de Mortensen es el verdadero catalizador de las demencias de Jung y Spielrein y de la película en general. Notable actuación de este gran actor, que realmente sorprende su ausencia en la lista de nominados al Oscar del año pasado.

A Dangerous Method es una cinta apasionante, inteligente, llena de momentos reflexivos. Los giros que da la trama la hacen sumamente emocionante. Sin lugar a dudad es una nueva gran película de un gran director, quizás de los mejores que trabajen en la actualidad. No hay que dejar de ver este film que enriquece de gran manera nuestra alicaída cartelera.

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