Hayao Miyazaki
La
Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas es una organización que no se
encuentra ajena a la crítica, sobre todo en algunas de las elecciones de sus
ganadores y nominados a lo largo de su historia. Sin embargo, hay que destacar
que esta organización es la única que desde sus inicios ha sabido reconocer a géneros
como el cortometraje, el documental y el cine animado. Este año, la Junta de
Gobernadores de la Academia ha decidido entregarle un Oscar Honorifico al
japonés Hayao Miyazaki, uno de los hombres más importantes en la historia del
cine de animación.
Miyazaki y algunos de sus personajes |
Los
inicios de su carrera fueron como dibujante en una compañía de mangas para la televisión.
Miyazaki siempre supo darle un toque personal a cada una de sus creaciones, las
cuales siempre mostraban un interés por reflejar sentimientos humanos
escondidos, experimentar con los sueños, darle importancia a roles femeninos y
en general crear mundos de fantasía con mensajes subliminales como trasfondo.
Como era de esperar, su paso por la televisión le sirvió como trampolín al cine
donde Miyazaki llevó al manga a niveles sorprendentes en términos de calidad y
expresión artística.
La
filmografía como director de Miyazaki cuenta únicamente con 11 títulos, algunos
de los cuales pueden ser considerados en cualquier lista sobre las 10 o 5
mejores películas animadas de todos los tiempos. La primera etapa de la carrera
de Miyazaki abarca la época entre su debut con Rupan Sansei: Kariosutoro no Shiro (1979) o El Castillo de Cagliostro, seguido por Kaze no Tani no Naushika (1984), Tenku no Shiro Rapyuta (1986), Majo
no Takkyubin (1989) y Kurei no Buta
(1992). En esta época además resaltan dos de sus obras maestras, la Princesa Mononoke o Mononoke-hime (1997) y Mi Vecino Totoro o Tonari no Totoro (1988). Estas dos últimas presentan personajes
memorables al mundo de la animación en el cine.
La
carrera de Miyazaki adquiere fama mundial y un nuevo nivel en sus producciones
con Spirited Away o Sen to Chihiro no Kamikakushio (2002),
ganadora del Oscar a la Mejor Película Animada y reconocida como un punto
culmen en la historia de la animación. Miyazaki introducía un discurso maduro
en sus historias, con fuerte contenido social y con una humanidad nunca antes
vista. A Spirited Away le seguirían Hauru no Ugoku Shiro o Howl’s Moving Castle (2004) que también
estuvo nominada al Oscar a Película Animada, Gake no Ue no Ponyo (2008) y Kaze
Tachinu o The Wind Rises (2013),
su canto de cisne y que ha sido aplaudida unánimemente por la crítica mundial y
volvió a nominar a Miyazaki al Oscar, lamentablemente perdió ante la millonaria
Frozen (2013). El genio de la animación anunció que The Wind Rises sería su última película.
Hayao
Miyazaki, de 73 años, se convertirá el
sábado en el cuarto animador en ganar un Oscar Honorífico, entrando al selecto
grupo formado por Walt Disney, Walter Lantz el creador del Pájaro Loco y Chuck
Jones el creador de los Looney Tunes. No cabe duda que se trata de un premio más
que merecido a un hombre cuyo trabajo ha cambiado la forma de hacer cine en el
mundo.
El universo de Hayao Miyazaki |
Harry Belafonte
Aparte
de los tres Oscar Honoríficos que se entregarán el sábado, la Academia de Artes
y Ciencias Cinematográficas también presentará el Jean Hersholt Humanitarian
Award a Harry Belafonte. El premio Jean Hersholt reconoce a algún miembro de la
comunidad cinematográfica que haya tenido a lo largo de su vida y su carrera
aportes considerables a causas sociales o humanitarias.
Belafonte
empezó su carrera como cantante, llegando a ser bastante exitoso con sus canciones.
Hizo el paso al teatro llegando a ganar un Tony como Mejor Actor Secundario en
un Musical por Almanac en 1954. Hizo
su debut en el cine con Bright Road
(1953) junto a Dorothy Dandridge con quien además protagonizaría Carmen Jones (1954) dirigida por Otto
Preminger y uno de los primeros musicales protagonizados por afro americanos.
Belafonte no solo tenía aptitudes para los musicales sino también para el drama
y lo demostró en cintas controversiales para su época como Island in the Sun (1957) junto a Joan Fontaine, Odds Against Tomorrow (1959) dirigida
por Robert Wise y The World, the Flesh
and the Devil (1959).
Belafonte
rechazó muchísimos papeles por considerar que estereotipaban a la gente de su
raza y a diferencia de Sidney Poitier, dejó la gran pantalla para volver a la
música y ocasionalmente a la televisión. La década del 60 fue además la más
importante en términos políticos y sociales para Belafonte. El artista fue uno
de los voceros principales de la campaña contra el racismo impulsada por Martin
Luther King Jr. con quien además mantuvo una estrecha amistad.
Aprovechando
su condición de figura del espectáculo, Belafonte ayudo a conseguir fondos (los
cuales muchas veces salían de su bolsillo) para apoyar marchas, manifestaciones
y comités en todo Estados Unidos por la lucha de los derechos de las minorías
raciales. Militante demócrata, Belafonte fue nombrado por el presidente John F.
Kennedy como asesor cultural del Cuerpo de Paz de ese país.
Belafonte dando un discurso en Washington, años 60. |
En
1985, Belafonte fue uno de los promotores de la canción “we are the world” que reunió a varios artistas y recaudó fondos
para el África. Fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de UNICEF y en este
puesto ha visitado varios países, concentrando sobre todo su ayuda en niños con
VIH y SIDA, así como niños abandonados por guerras civiles en países africanos.
El artista fue claro opositor al gobierno de George W. Bush y a la intervención
de Estados Unidos en Irak y es considerado un referente en temas sociales y
políticamente sensibles en su país.
El actor no ha abandonado su carrera como
actor y aparece ocasionalmente en algunas cintas o producciones para la televisión,
destaca su rol secundario en Kansas City
(1996) de Robert Altman, papel por el cual muchos aseguraban una nominación
al Oscar. La Academia nunca reconoció el trabajo del intérprete y nunca estuvo
nominado a los Premios de la Academia.
Ganador
del Emmy y del Grammy Harry Belafonte, de 87 años, es la persona perfecta para
recibir el premio Jean Hersholt, no sólo por ser dueño de una carrera notable
en el entretenimiento sino porque supo usar la misma en distintas causas
humanitarias y como luchador por los derechos civiles en una época complicada
para la gente de su raza. Bien merecido.
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