lunes, 26 de agosto de 2013

Sigo Siendo (Kachkaniraqmi)



Sigo Siendo (2013) es el documental dirigido por Javier Corcuera que busca mostrar el amplio bagaje musical peruano. Después de una fuerte campaña publicitaria, esta cinta ha logrado lo que ningún otro documental nacional ha podido, ser presentado en varias salas de cine a nivel nacional.

No hay duda que el cine peruano está pasando por una época de mayor producción, lo cual no significa que esté pasando por un tiempo de gloria como algunos entusiastas quieren decir. Una “era dorada” del cine peruano no solo debería venir marcada por buenos resultados en la taquilla, los cuales muchas veces responden a la fuerte publicidad, sino también por trabajos de calidad que sean en forma y en fondo interesantes en un nivel cinematográfico.

Es por eso, que en este blog no compartimos esa emoción chauvinista de muchos que creen que se debe apoyar al cine nacional solo por esta razón. Sigo Siendo es un film ambicioso, no solo porque la riqueza musical peruana es tan grande que sería imposible plasmarla en un largometraje, pero también porque parte de la premisa del tributo a lo nuestro.

En Sigo Siendo, vemos distintas historias, de distintas personas que han dedicado su vida a hacer música. Tenemos una selvática que entiende el canto como una respuesta a la naturaleza, los músicos serranos que encuentran en sus violines y arpas la manera de expresar su melancolía y gente de la costa que busca manifestar su propia identidad en el zapateo y en los cajones.

Pero las personas que vemos en Sigo Siendo no son personas que hayan triunfado en la vida, en el modo capitalista del término, sino más bien gente común y corriente que dentro de la selva que es Lima y lo congestionado de la modernidad, buscan que su voz se siga escuchando.

Sin embargo, Sigo Siendo tiene varios errores. El primero es ciertamente su duración, que a pesar de tratarse de un documental es innecesariamente prolongada. Los tiempos con los que se manejan las historias, sobre todo aquellas de la sierra, son muy largos y consiguen que se pierda el interés en el relato.

Otro gran desacierto es la concentración que hay sobre solo un tipo de música andina, el film solo muestra historias de gente del centro del Perú, dejando de lado la riqueza y la alegría de la música de la sierra sur o de la sierra norte. Me parece que el director trata de introducir un elemento de crítica social dirigido hacia las heridas del terrorismo que  no es necesario. No hay duda que Sigo Siendo es un trabajo que funciona como atracción de museo para quienes viven en la gran ciudad, pero para aquellos que hemos podido vivir en algún pueblo serrano, la sensación final es que se busca asociar la identidad andina con una tristeza extrema. No cabe duda que la nostalgia es parte fundamental de la cosmovisión serrana pero no en la dimensión que busca mostrarlo Corcuera.

Y es que, el gran desacierto de Sigo Siendo es justamente esa mirada que el director le da a las historias que relata. Es de un respeto casi indiferente, no existe una aproximación comprensiva o enternecedora sino más bien académica, la cámara no se hace protagonista sino solo espectadora. La película solo relata cuentos pero al final los protagonistas siguen siendo personas ajenas, parias de la sociedad, a los cuales recurrimos únicamente para el deleite musical momentáneo pero que no hacemos parte de la realidad.

Los mejores momentos del documental son aquellos cuando la espontaneidad de la música se apodera de quienes la hacen y la bailan. Por segundos, la cámara sí se hace cómplice y podemos ver gestos improvisados, risas naturales, el verdadero sentido de la música se hace evidente aunque sea por instantes. Desgraciadamente, esos momentos en Sigo Siendo son la excepción y son presentados con un orden rígido y poco fresco.

El director busca asociar nuestra identidad musical con la historia como sociedad, para eso recurre a entrevistas a gente que vivió en la época dorada del criollismo o a los amigos de Arguedas. Pero ese eslabón con el pasado nunca se llega a concretar, por el contrario queda abierto y pareciera que la música popular actual es huérfana. Probablemente, la única historia que logra este cometido es la de los hermanos Balumbrosio, porque vemos un baile original del patriarca de la familia. Pero en los demás casos, no existe esta profundidad al origen del aprendizaje musical.

No hay duda que Sigo Siendo es un esfuerzo que hay que saludar, pero que aún se encuentra alejado de ser un documental de calidad o en todo caso un trabajo que realmente logre combinar el lenguaje del cine con la realidad peruana. Ese tufillo de limeño snob y aburguesado se puede sentir a lo largo de Sigo Siendo, a pesar del uso en gran parte de la cinta del quechua, lo cual probablemente sea lo mejor que tiene el film y que debe ser aplaudido.

Es cierto que Sigo Siendo resulta emocionante por instantes, pero no por sus imágenes sino porque la melodía que escuchamos ya es parte de nuestros sentimientos e historia. Desgraciadamente, esa emoción nunca se llega a ver plasmada en la pantalla grande. 

1 comentario:

  1. Interesante Benjamin .. definitivamente muchas veces el cine como todas las expresiones artisticas, responden a un caracter de clase , por eso vemos en las salas de cine que usualmente pertenecen a alguna transnacional, un filtro que permita al resptable público solo divertimento y nada que lo deje pensando,cuestionando y en el mejor de los casos denunciando verdades para "despertar", por otro lado como pais somos geograficamente tan grandes y culturalmente tan diversos , que el elemento de nacion unida , todavia es dificil de integrar...a pesar de todo y esperando que ser "peruano" no sea una moda sino una tendencia, enrraizada en valores culturales comunes alrededor del Perú,y se formule la diversidad dentro de la unidad como nación, esta propuesta de documental, arroja esa posibilidad y hay que rescatar ese esfuerzo, creo que el nombre Sigo Siendo, es una respuesta a esa cultura "Juliaca" esa cultura de la imitación, que se sucede en nuestros medios masivos como el programa "Yo Soy", donde se releva el parecido subjetivo, mas no la autenticidad de alguien como artista ya que el arte es creación orginal , el programa corrompe ese riesgo mágico de ser uno mismo a traves de su arte, de su busqueda.
    Finalmente creo que Javier Corcuera en este intento, habla del Perú desde su coyuntura capitalina y como director de su obra me parece válido, entendiendo que no existe un premio DICINE y que probablemente el gobierno vea en las expresiones artisticas como propuestas subversivos y no da fondos ni espacios para desarrollar audiovisuales asi que una obra de este tipo, se nota que es un gran esfuerzo y que acomoda el discurso a veces al son del apoyo.
    Te felicito por el blog, un gran abrazo

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