Están en
cartelera dos cintas que tratan el tema de la familia desde una visión
monstruosa. En el caso de la cinta de Tim Burton, Dark Shadows (2012), apelando a una comedia irreverente. Mientras
que en el caso de We Need to Talk About
Kevin (2011), se ve el retrato más crudo de una realidad más atemorizante
que cualquier fantasía.
Sombras Tenebrosas
Tim Burton es
sin lugar a dudas, uno de los mejores y más trabajadores directores que tiene
Hollywood. El estilo de Burton es único, su capacidad para crear fantasías
plagadas de sombras y colores extravagantes lo han convertido en una figura
imprescindible del cine moderno. Como toda carrera, la de Burton también ha
tenido sus desaciertos, algunos de ellos realmente catastróficos. Sin embargo,
nadie puede negar la expectativa que siempre despierta una cinta de este
director.
En Dark Shadows (2012), Burton hace uso
una vez más de esos detalles que vemos en todas sus películas. Ese cuidado por
los escenarios, ese esfuerzo por crear mundos fantásticos, su manía en inventar
personajes excéntricos y dañados como el recordado joven manos de tijera.
Y es que Burton
siempre busca crear monstruos que tengan una dosis de humanidad o humanos con
una dosis de monstruosidad. En Dark
Shadows, se trata de toda una familia que vive bajo un hechizo que los ha
condenado a una vida al margen de la luz, donde la figura más notable del árbol
genealógico es un vampiro eternamente enamorado.
La trama se
desarrolla cuando este vampiro es despertado de un largo descanso y decide devolverle
a su familia el esplendor de tiempos idos. Para ello, tendrá que vencer a su némesis
que es una bruja que está enamorada de él. Como en casi todas sus cintas, los
personajes secundarios son uno más caricaturesco que el anterior, y en este
caso tenemos a la psiquiatra alcohólica que busca ser joven eternamente y la
calculadora tía que busca tener todo bajo control.
El ambiente del
film es totalmente surrealista, una vez más Burton recurre a sus personajes pálidos,
atrapados en el pasado, atormentados por la historia. Pero no estamos ante una
cinta de aventuras o ante un drama de época, sino más bien ante una historia
totalmente descomedida.
Es cierto, esa
irreverencia por momentos cae en el completo ridículo, sobre todo hacia el
final de la cinta. Pero eso no arruina una cinta que busca entretener y que
logra sacar varias risas por lo chiflado del argumento. Y es que se trata de un
film que no hay que tomarse en serio sino que hay que ver y disfrutar.
Como siempre,
Burton vuelve a trabajar junto a su actor fetiche Johnny Depp, a quien esta vez convierte en un sangriento y voluble
vampiro. Una vez más, Depp se mete en la piel del personaje y nos vuelve a dar
una actuación camaleónica. Igualmente, el director vuelve a utilizar a su
esposa en la vida real, la actriz Helena Bonham Carter y después de haberla
convertido en Gatúbela hace casi 20 años, con la siempre bella Michelle
Pfeiffer.
Pero la
actuación más notable es la de Eva Green como la bruja enamorada y vengativa.
Es en ella, en quien Burton crea a la típica figura fetichista de sus filmes.
Una mujer atractiva que no puede superar su incapacidad para los sentimientos,
por lo que recurre a la manipulación y al misticismo.
El resultado
final es una cinta irregular, que no deja una mala sensación en quien la ve
pero que no llega a superar las expectativas que siempre se tienen en un
director como Tim Burton.
Tenemos que Hablar de Kevin
We Need to Talk About Kevin (2011) de la directora escocesa Lynne Ramsay fue
presentada en el Festival de Cannes del 2011 y desde ese momento llamó el
interés, sobre todo por la actuación de Tilda Swinton en la misma.
Pero We Need to Talk About Kevin es todo una
sorpresa, que supera de lejos todo interés sobre la misma. Se trata de la
historia de una familia totalmente desgraciada, de la relación entre los padres
y sus hijos, de sentimientos profundos como la culpa o el arrepentimiento.
Eva y Franklin
son una pareja de esposos que tienen dos hijos, Kevin y Celia. El mayor de
ellos es Kevin, a quien Ramsay presenta desde la concepción, pasando por su
crecimiento como un niño particular y finalmente convirtiéndose en un joven
desadaptado. Pero Ramsay no usa una narración lineal, sino que el film se
desarrolla entre flashbacks constantes que nos muestran el pasado y el presente
de Kevin y su madre Eva.
Desde un inicio
sabemos que hay algo malo en Kevin y en su madre, pero la directora logra crear
una sensación de pánico puesto que no sabemos que es lo que ha originado esa
realidad. Todas las escenas de la cinta están impregnadas de algún detalle
rojo, que nos recuerda la sangre de la tragedia de la trama pero también la
sangre que une a los miembros de esta familia.
Ese rojo es el
verdadero protagonista de la cinta, no solo por lo que representa sino porque
lo fuerte de su presencia recuerda que la historia puede, y probablemente sea,
totalmente cierta. Pero la directora usa varios recursos para presentarnos este
drama, desde la ropa que usan sus actores hasta el hecho que en esa inmensa
casa no existen adornos en las paredes ni cuadros que hagan pensar que se trata
de una familia normal.
Pero el mayor
logro de Lynne Ramsay es crear el personaje de Eva, interpretada magistralmente
por Tilda Swinton. Es una mujer que anhela su libertad, que no entiende su
embarazo y lo considera como el alejamiento de su juventud representada por las
niñas bailarinas que corren a su alrededor después de su terapia. Es una mujer
que no controla su frustración, que se siente incapaz de ser madre, que vive
presa de sus recuerdos y de su propia culpabilidad.
Swinton está
excelente como la madre que está criando un monstruo y que es incapaz de
detener. Su capacidad para moverse de la libertad de su juventud a la frialdad
de la desesperanza es admirable. En sus ojos vemos hundidos los recuerdos de una
vida feliz, en su cuerpo está presente una irrenunciable soledad, su rostro está
marcado por un dolor que no se puede ir.
No es
coincidencia que mientras la película avanza la vemos tratando de limpiar el
rojo que ha sido tirado a la fachada de su casa en los momentos iniciales. La
película entera es ese deseo de Eva de poder limpiar la sangre que ella siente
que tiene en sus manos y que parece perseguirla a cada segundo. Es un fantasma
que deambula por las calles y que como ello, recibe el desprecio de una
sociedad que la desprecia porque no la comprende.
Maravillosa
historia la que nos presenta Lynne Ramsay, We
Need to Talk About Kevin es un gran estreno que enriquece nuestra
cartelera. La actuación de Tilda Swinton es espectacular, quizás la mejor de toda su carrera. Definitivamente es una actuación que se merecía la atención
del Oscar el año pasado, esta interpretación es superior que al menos dos de las
nominadas, incluyendo a la ganadora.
No hay que dejar
de ver We Need to Talk About Kevin,
una película que levanta el debate sobre temas familiares y sociales que son necesarios.
Totalmente recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario