Desde la
semana pasada está en nuestra cartelera Guerra
Mundial Z. World War Z (2013),
su título original en inglés, es una de las películas que más expectativas despertó
en esta temporada de blockbusters. La cinta está dirigida por Marc Forster,
director de Finding Neverland (2004),
Quantum of Solace (2008) y la
notable Monster’s Ball (2001) por la
que Halle Berry ganó un Oscar a Mejor Actriz.
La película
está además protagonizada por Brad Pitt, uno de los más importantes actores de
su generación y quizás de la historia del cine. La premisa de la cinta no es
complicada, un virus desconocido que convierte a los humanos en una especie de zombis
ha sido esparcido por el mundo y la raza humana está en peligro. El caos se
apodera de la sociedad y es necesario encontrar una solución para enfrenar a
estos muertos vivientes que buscan morder y contagiar a cuan humano sano
encuentren.
World War Z es una cinta de género. Pertenece a esa antigua
lista de películas que lidian con lo extraordinario, dentro de las cuales las
películas con zombis tienen su propio espacio. Como es de esperar, la dirección
del film busca mantener a la audiencia al borde de la silla mientras la trama
va avanzando. Para eso utiliza recursos como imágenes fuertes, momentos de
tensión, efectos especiales y una música que acompaña la acción.
A
diferencia de muchas de las cintas vistas esta temporada, World War Z no apuesta por una puesta en escena demasiado ambiciosa
ni muy espectacular. Acaso más bien trata de presentar un mundo cotidiano que
se ve intempestivamente interrumpido por esta plaga de zombis rabiosos. Ese es
un acierto de la narración del film, no existe un preámbulo muy exagerado ni
innecesariamente detallado. Basta con conocer a la familia que vamos a seguir
durante las siguientes horas y a escasos cinco minutos de acabados los cortos,
la invasión se apodera de ese mundo.
Es
cierto que el argumento de la película no es perfecto y ciertamente deja mucho
a la fantasía, pero trabajos como este no buscan ser grandes reflexiones sino más
bien entretener al público. Cometido que sí logra World War Z, con un ritmo fluido, sin mayor saturación, con las
dosis necesarias de realismo y ciencia ficción que una película de género
necesita. No hay grandes explosiones sino más bien escenas impactantes que
logran impresionar a quien las ve.
La
actuación de Brad Pitt como un hombre que tiene que salvar a la raza humana
entera sin dejar de lado su rol de padre y esposo, es acertada, no cae en
excesos sino más bien actúa con una sobriedad clásica que lo hace más creíble
aun.
Dentro
de lo pobre de nuestra cartelera y de lo pobre que ha sido esta temporada, World War Z destaca entre lo más
entretenido y lo mejor.
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